
Si bien la expatriación suele ser una experiencia enriquecedora, no por ello deja de constituir una prueba de fuego para el expatriado y su familia, que se verán enfrentados a dificultades psicológicas inéditas.La expatriación exige importantes esfuerzos de adaptación al nuevo entorno social y cultural.La expatriación implica una ruptura con nuestra tierra natal, con nuestras raíces, con el idioma materno, y por tanto requiere una serie de reajustes psíquicos para afrontar las exigencias del nuevo contexto vital, que suele obedecer a sus propias reglas, a las que tendremos que adaptarnos y aclimatarnos.
Dificultades reales y múltiples
Por tanto, una buena integración en el país de acogida requiere una buena preparación, que se concreta en los siguientes aspectos:
- el conocimiento del idioma: factor determinante para integrarse;
- las diferencias socioculturales y económicas: según el continente, el «choque cultural» puede llegar a ser considerable, ya que además del idioma y la escritura influyen la religión, la mentalidad, los usos y costumbres, los valores morales y las actitudes y códigos sociales del país en cuestión. El desconocimiento de la mentalidad, los hábitos y el temperamento del país de acogida y de su cultura pueden constituir un contratiempo esencial;
- tomar en consideración el aspecto familiar: en ocasiones la integración de la pareja puede resultar difícil, ya que carece de las relaciones que sí tendrá el expatriado en su trabajo. Se registran casos de cambios de humor que en ocasiones pueden llegar a desembocar en depresión. La sensación de aislamiento también puede hacerse notar más. La falta de integración puede conducir a situaciones de aislamiento social y hasta de exclusión, que pueden dar lugar al desarrollo de actitudes fóbicas que acentúen a su vez el retraimiento.
... Que pueden superarse con la adecuada preparación
Antes de expatriarse conviene estar preparado para superar las posibles dificultades psicológicas a las que el expatriado y su familia puedan verse enfrentados en el país de destino, para prever cómo subsanarlas y adoptar cuanto antes las medidas adecuadas de ayuda y asistencia.
En resumen, los aspectos desestabilizantes de la expatriación requieren un trabajo de fondo que se articule en torno al concepto de capacidad de adaptación:
- aspectos corporales: clima, enfermedades;
- aspectos habituales: lenguaje gestual y visual, emociones;
- aspectos simbólicos: lingüística, convenciones sociales.
La mayor parte de los fracasos, en ocasiones estrepitosos, se debe a las dificultades de adaptación a un entorno distinto y al hecho de haber subestimado las dificultades inherentes a un cambio de entorno psicosocial; en definitiva, a lo que los americanos denominan «ecología de la mente» (G. Bateson).
¿Cómo se puede recibir «apoyo psicológico» en el extranjero?